todavía puedo oler la fresca y húmeda
madrugada, agradada de la fortuna
del panorama me voy en camino,
tan rápida me he vuelto al caminar
que solo volteo atrás y ya comienzo
a alejarme de esa casa de madera
y de ruidos extraños,
la meta de hoy es terminar
mis tareas frente a pantallas y teclas,
después del largo tramo junto
a la carretera revolotean en mi mente
palabras como virtud y afán,
quizás sea el hambre de lograr.
Todo parece marchar muy bien
y aunque carezco de todo
a esta edad no pesa tanto,
demasiado joven para cargarme
los hombros de la locura de la
preocupación, la madrugada
fresca me empapa de olor a hierba,
humedad y de un poco de brisa de la neblina,
en la sequía del amor y los consejos
sabios, de los que también escasean.
Comentarios
Publicar un comentario